Aviones de propulsión alterna
Los aviones de propulsión alterna buscan ayudar a reducir las emisiones de CO₂, ejemplo de esto son los eléctricos y los propulsados por hidrógeno. También proporcionarán otros beneficios ambientales, tales como la disminución de las emisiones de gases contaminantes, la mejora de la calidad del aire y la reducción de la contaminación acústica [1].
Aunque la reducción de estas emisiones solo funcionará si se usan fuentes de electricidad o hidrógeno que provengan de un recurso renovable, como lo es la energía solar, eólica e hidroeléctrica para recargar baterías o el uso de hidrógeno verde para alimentar una celda de combustible.
Es verdad que estas alternativas tienen gran potencial, sin embargo, problemas como el peso, el tamaño de las baterías o el abastecimiento de hidrógeno, son los que limitan a los aviones de propulsión alterna. Siendo utilizados únicamente para vuelos de cortas distancias con peso limitado. Impidiendo que puedan reducir de manera significativa los gases contaminantes.
Aviones eléctricos e híbridos:
En la actualidad los aviones eléctricos ya están siendo evaluados por potencial en viajes a cortas distancias, para transporte urbano o para distancias cortas para llegar a terrenos montañosos. Sin embargo, es más probable que los híbridos tengan un mejor recibimiento al comercializarse, por ser más eficientes al combinar la tecnología actuales de motores a reacción con una fuente eléctrica proporcionada por baterías.
Para los aviones eléctricos e híbridos, se les ha categorizado en cuatro grupos donde tiene aplicaciones potenciales:
- El grupo de aeronaves de aviación general-recreativas consiste en aeronaves con un peso máximo de despegue entre 300 kg y 1 000 kg. En su mayoría son aviones de propulsión eléctrica con capacidad para dos personas. Esta categoría incluye aeronaves que ya están fabricadas y certificadas [1].
- La categoría de aeronaves comerciales y regionales, las cuales pueden realizar vuelos más largos de aproximadamente 1000 km, con más asientos (alrededor de diez).
- La categoría de aviones comerciales grandes ya emplean el sistema híbridos-eléctricos de un único pasillo, con capacidad para 100-135 asientos. Se espera que este en servicio después del 2030.
- Las aeronaves con capacidad de despegue y aterrizaje vertical cuentan con una capacidad de uno a cinco asientos, permitiendo un peso máximo de despegue de 450 kg a 2 200 kg. Con distancias de vuelos de 16 km a 300 km. Estos aviones funcionan con energía eléctrica y se tiene planeado que estén en funcionamiento durante 2020-2025.
Aviones propulsados por hidrógeno:
Para usar el hidrógeno como combustible, se debe comprimir o almacenarse como liquido criogénico. La mayor producción de hidrógeno se obtiene por el reformado con vapor de gas natural que incluye limitadas cantidades de hidrógeno renovable (verde) que se encentra disponible. Su uso favorecería la descarbonización dentro del sector de la aviación, razón por la que se debería incrementar la producción de hidrógeno verde [1].
Según los informes de la Comisión Europea, como parte del proyecto Clean Sky, indica que aún se requiere de investigaciones, inversiones y desarrollos importantes que podrían llevar de diez a veinte años. Aún así, la propulsión por hidrógeno tiene un gran potencial. Al igual que los aviones eléctricos e híbridos, se garantiza la reducción de emisiones de gases contaminantes. Sin embargo, la tecnología se ve limitada a aviones más pequeños, para corto y medio alcance [2].
Cabe mencionar que el implementar aviones eléctricos, híbridos o propulsados por hidrogeno, requerirían de un aeropuerto que tuviera una infraestructura que se adaptara a las necesidades de estos equipos. Caso contrario de los biocombustibles directos, por ejemplo los biocombustibles BioJet, los cuales pueden usar la misma infraestructura, desde tanques de almacenamiento hasta tuberías.
Referencias:
[2] McKinsey & Company: Scaling sustainable aviation fuel today for clean skies tomorrow.